sábado, 23 de febrero de 2008

Porfa… ¿Me regala su telefono?

Semillero de periodistas “Álvaro Cepeda Samudio”

Otra vez a Diana “La cazadora” y al “Santo Chavista”

En nuestro país, el lenguaje materno ha perdido calidad en los últimos años. Creo que en gran parte se debe al poco interés que se le asigna en los currículos oficiales, lo mismo que a las normas ortográficas, para no referirnos a materias como la urbanidad y la cívica, que junto con el estudio de la lengua, constituyen la identidad nacional.

En opinión del académico Luís Duque Gómez, “el lenguaje es vehiculo cambiante de la expresión social y cultural de los pueblos.” Ello significa que debe estar en permanente evolución.

Sin embargo, quienes otrora hablábamos el mejor español de América, hemos permitido la escandalosa intromisión de un “léxico basura” incomprensible, imperdonable, que se fortalece día a día, con la sorprendente anuencia de los medios de comunicación social, obligados, paradójicamente, a velar por el buen uso del lenguaje.

La contradicción aludida, origina mi respetuoso reclamo a periodistas, comunicadores, publicista y profesionales afines, que parecen empeñados en acabar con nuestro idioma.

Es frecuente que las despampanantes ‘chicas de la prensa’ utilicen expresiones como “me regala su teléfono”, “me regala su dirección”, “me regala un minuto”, “le robo una llamada”, “le robo su esfero”… A su vez, una patética manada de vergonzosos locutores, pide con particular estridencia a las empleadas del servicio que les llama, “mamita, dime que estás cocinando y regálame tu nombre”. ¡Qué maravilla!

Si nos atenemos a esa singular manera de expresarnos, no somos más que una asquerosa catajarria de “pedigüeños” y “ladrones de siete suelas”. ¡Qué fea costumbre tan entronizada en el lenguaje cotidiano de comunicadores y funcionarios de toda índole!...

Pero el asunto no para ahí. Los comunicadores han adoptado expresiones sacadas de los lamentables boletines de prensa de algunas entidades, que insólitamente, resuelven todo con la simple adición de sufijos y prefijos a palabras ya conocidas: “desenergizar”, “repensar”, “concretizar”… Por la vía del facilismo, se obstinan en usar dos palabras separadas por un guión, para sugerir ideas de precisión: Didacto-pedagógico; pragmato-tecnocrático… ¿A quién pretenden impresionar?

Los redactores de noticias de policía, cambian los artículos por los posesivos: “El victimario le propinó dos balazos a su víctima, que le ingresaron uno en su pierna derecha, y otro en su cuello”… ¡Qué barbaridad! Es como si el paciente le dijera al odontólogo: “Vengo a sacarme mi muela”, y el doctor le responde: “Siéntese y abra su boca”…

En fin… esta columna resultaría insuficiente para reseñar el alud de errores imperdonables cometidos en el periodismo actual. En razón de lo anterior, la redacción de noticias y comentarios, saturada de tecnicismos e inadecuadas expresiones derivadas del pobre léxico burocrático y del ridículo lenguaje politiquero, dificulta la interpretación correcta del discurrir noticioso, en virtud de los diferentes niveles de escolaridad representados en el público lector o en la audiencia radial o televisiva.
Las siguientes perlitas son una pequeña muestra de la tóxica incidencia planteada: posicionamiento, sobredimensionamiento, valoración positiva, al interior, parámetro; contexto, tema, implementación, paradigma, modelo de financiación autonómica, techo presupuestal, desarrollo sostenible, proyectos productivos, priorizaciones, situación coyuntural… et sic de coeteris.

Este nuevo vocabulario,- por llamarlo de alguna manera- no describe nada, no dice nada… Sólo es útil para descrestar incautos. Aún admitiendo que nuestro idioma evoluciona como organismo vivo que es, y que las nuevas realidades de la vida requieren nuevos nombres, nuevos adjetivos y nuevos verbos, no es menos cierto que tales expresiones y vocablos deberíamos buscarlas en otras instancias, y nó en el enmarañado lenguaje de los políticos, o en el horroroso vocabulario de los tecnócratas.

Ustedes, señores periodistas, son dueños del poder de la palabra… Es imprescindible utilizarlo de manera correcta y eficaz.

jueves, 7 de febrero de 2008

El ‘meimportaculismo’: Una vergonzosa manera de vivir

Basta una ligera reflexión para concluir que en gran medida, la causa de casi todos nuestros problemas sociales, económicos, laborales, administrativos o personales, estriba en el llamado ‘meimportaculismo’, una cómoda actitud ante los problemas y dificultades que debemos enfrentar en el diario discurrir de la vida.

Haga la prueba. Si a usted llega la información veraz y contundente de que a su compadre del alma le están pegando cacho, por obvias razones de compadrazgo y lealtad, y luego de una seria reflexión, comuníqueselo. ¿Sabe que le responderá su compadre?... ‘Me importa un culo… Esa malparida es coya’. Y claro, usted queda como ‘chancleta vieja’, como una ‘hueva inflamada’…

Si usted, un honesto empleado, de cristalina conducta, se entera de la comisión de delitos en su empresa, con la mejor intención acude al superior jerárquico para enterarlo de los torcidos hechos, ¿sabe qué le dirá el perfumado ejecutivo?: ‘Me importa un culo… cógela suave… ¿Sabes qué loco?…Yo no voy a meterme en problemas’…

Dejar pasar… dejar pasar… que los problemas se arreglen solos… esa parece ser la consigna. Si por ejemplo, usted denuncia la existencia de un pequeño pero incómodo y dañino hueco en las calles de su barrio, a los funcionarios a quienes corresponde su arreglo, ‘les importa un culo’. Ni se mosquean los malparidos, hasta cuando el huequito adquiere características de cráter, originando lamentables accidentes con víctimas fatales incluidas. Y todo por el ‘meimportaculismo’, la más fresca, cínica, nociva y perniciosa actitud de burócratas y ganasueldos.

Si de buena fe, usted le advierte a un amigo que ha notado sospechosos comportamientos femeninos en su hijo varón, es probable que le responda con detestable indolencia: ‘Me importa un culo… Si la mujer mía tiene un hermano marica… ese hijueputa no lo recoge del suelo’…

¿Qué hacemos? El ‘meimportaculismo’ está de moda, y cada vez adquiere más fuerza en todos los niveles, sectores y espacios de nuestra sociedad. Su mayor arraigo y predominio se encuentra en las Honorable Corporaciones Públicas, cuyos miembros parecen elegidos por su notable incapacidad, más que por su vocación de servicio y aptitudes para el trabajo político y social. Y todo porque a los electores ‘les importa un culo’ quienes sean sus voceros y representantes.

Al samario todo ‘le importa un culo’. Es una posición histórica y humillante. Por eso, a Santa Marta se le mira con una óptica lastimera en el concierto político nacional. Nos ‘pordebajean’ de manera inclemente y descarada. Los altos funcionarios cachacos que por aquí llegan, con los cachetes colorados y ridículamente embutidos en guayaberas de San Andresito, saben que nos contentamos con poco… y siempre nos ofrecen migajas que acogémos con alborozo, como si se tratase de auténtica ambrosía… ¡Coño! ¡Qué vergüenza!… A los samarios todo les importa un culo.
Nos haríamos interminables señalando casos de evidente ‘meimportaculismo’. Lo cierto es que la cómoda actitud, es absolutamente contagiosa. De allí que por estos días, una ráfaga descomunal y vertiginosa de ‘meimportaculismo’ se pasea victoriosa por todos los recovecos de esta hermosa ciudad, por tradición, sin dolientes ni plañideras.

Y después de todo… ¿Para qué pierdo el tiempo escribiendo sobre esta vaina si a nadie ‘le importa un culo’?...

lunes, 4 de febrero de 2008

Por la publicación de un libro… “hay gente corriendo bases”…

He recibido con enorme satisfacción los originales del libro “Historia de la mariconería en el Magdalena”, de la autoría del maestro Aníbal Ceballos Camargo, a punto de ver la luz pública.

La prosa fluida, aunque a veces barroca del connotado historiador y periodista, lleva al lector por un irreverente y entretenido viaje por los vericuetos del homosexualismo en la ciudad y el Departamento. Entrega datos de evidente fidelidad y se empeña en la denuncia de docenas de personajes públicos que durante muchos años han permanecido en el closet.

Con su característico humor negro, Aníbal ‘tira al ruedo’ a políticos, ejecutivos y periodistas, que aún no se atreven a publicar sus tendencias sexuales, a quienes el autor insta a hacerlo con razonables argumentos y con la descripción de situaciones ejemplares.

Es un trabajo bien documentado, que contiene además una protesta de orden semántico, por la injustificable e insoportable costumbre actual de llamar gays a los maricas, cambiando el sonoro y atractivo vocablo por uno simplón y extranjero. Es posible que antes de su aparición divulguemos algunos apartes en este blog.

Sorprende la inclusión de algunos nombres de quienes no se había sospechado, pero las pruebas aportadas por Aníbal son contundentes… categóricas, dignas de creer. Es fácil presumir el éxito editorial de tan importante trabajo periodístico y literario, por las importantes revelaciones que contiene. Frente a su inminente divulgación, hay gente ‘pagando escondederos’ a cualquier precio. Sin duda, el escándalo será mayor que el propiciado por la publicación de ‘Las prepago’. Como expresé, tengo los originales, y claro… también la disposición de enviar algunos capítulos a quienes lo soliciten. Al fin y al cabo, como dicen en Plato, “yo no soy escaparate de nadie”.

Por cierto, Aníbal anuncia desde ya la impresión de otra investigación titulada “El baile de la pluma. Origen, desarrollo y practicantes históricos”, con la asesoría del sociólogo Tony Alberto De la Cruz. A no dudarlo, será también controversial…