sábado, 10 de mayo de 2008

Un vínculo indisoluble y sempiterno: Sexo bueno y Comunicación Social…


En el mundo secular y moderno que nos ha tocado vivir, es absolutamente imperdonable que las relaciones sexuales se programen a partir de las pautas y clichés de la cultura de masas. Aun así, cada lengua, cada pareja o individuo, fragua dialectos particulares de deseo y placer, cuya gramática, prácticamente inexplorada, revelaría parcelas ocultas del comportamiento humano o de un recóndito núcleo del Yo.
¿Cómo es, por ejemplo, la vida sexual de un sordomudo? ¿Bajo qué estímulos y con qué ritmo él o ella se masturban? ¿Cómo sienten los sordomudos la libido y el orgasmo? Sería extremadamente arduo obtener evidencia confiable. No hay investigaciones serias al respecto. No obstante, el asunto es de primordial importancia, pues lleva a un primer plano desconcertante, el tema decisivo de la estructura semántica de la sexualidad y sus dinámicas lingüísticas.
El sexo es hablado y oído, en voz alta o en voz baja, externa o internamente, antes, durante y después de la relación. Un polvo silencioso es un huevo sin sal. En el inagotable tema de la sexualidad, el proceso comunicativo adquiere enorme importancia. La retórica del deseo es una categoría del discurso, que favorece la generación neurofisiológica del habla y del acto sexual, íntimamente relacionados y comprometidos.
Se supone que el habla es, al tiempo, universal y privada, colectiva e individual. Todos echamos mano en forma automática del almacén preexistente y disponible de palabras y estructuras gramaticales. Nos movemos dentro del diccionario y la gramática de lo posible. Elaboramos nuestro idioma en relación proporcional con nuestras capacidades mentales, medio social, escolaridad, situación geográfica y herencia histórica.
Pero aun cohabitando en el mismo medio étnico, económico y social, todos los seres humanos, desde el más imbécil hasta el más rico en vocabulario, desarrollan un compendio de medios sintácticos y léxicos particulares. Apodos, asociaciones fonéticas y algunas referencias encubiertas, subrayan tales singularidades.
En este aspecto es obligatorio reconocerles a las coyas, o bandidas, o rameras, o meretrices, o damiselas, o casquivanas, o prostitutas, o trabajadoras sexuales, o sexi servidoras- o llámelas como quiera que al fin y al cabo todas son putas- el admirable intento de desarrollar un amplio código que les permita el entendimiento satisfactorio en todos los sentidos, con la totalidad de sus lujuriosos parroquianos interesados en sus indispensables servicios, sin importar la heterogeneidad de la clientela.
El intento es loable y válido. Ellas están dispuestas a perseverar, máxime cuando han percibido la importancia que tiene tan libidinoso gremio en la sociedad actual, carente de lúdicas llenas de placer, huérfana de las emociones que ellas trasmiten, incluso a partir del primer contacto con cualquier cliente potencial.
¿Negarán algunos de mis mamasantos lectores, por puritanos que sean, que alguna vez arreglaron un polvo con unas de estas bandidas pintarrajeadas, de estrambótica pinta y polvos apresurados? Sería tánto cómo negar a las madres…
Hay música extraña y sonoridad incomprendida en el final de una relación sexual. Los sonidos que acompañan al orgasmo, situados con frecuencia en el umbral de la verbalización, son incoherentes, inentendibles, como si reverberaran la prehistoria del lenguaje…Pero… ‘no coma de cuento’… Vibrantes finales de aparentes buenos polvos, con frecuencia están llenos de la más desesperante y brutal poética de la hipocresía…
Hay mentiras e hiperbólicos engaños en medio del frenesí de las aparentes contracciones que acompañan a tan sagrados momentos… La historia de la humanidad demuestra que las mujeres, en cualquier nivel, aprenden más rápido. Pero también es cierto que la falsedad acaba con todo… Así terminaron con la cándida sinceridad del hombre, que hasta épocas recientes, ante el impajaritable desenlace del orgasmo, todavía entraba en convulsivos trances, que por su autenticidad, simulaban episodios de una tremulante epilepsia., mientras la amiga ramera, aguaitaba con burla contenida aquel carnestoléndico espectáculo… Ya tenía el tema preciso para la próxima tertulia con sus amigas y primas…
Es fácil intuir que durante la masturbación, la palabra y la imagen están más vinculadas, más “dialécticamente” potenciadas que en ningún otro proceso comunicativo humano. La importancia de ‘la paja’, como modelo de este particular episodio comunicativo, de tan singular y tremulante monólogo, es incuestionable… No podrá negarse el estrecho vínculo entre la Comunicación Social y la ‘paja’, ejemplo insuperable de un pintoresco, ardoroso y práctico modelo de comunicación, llamado por algunos ‘mamadores de gallo’, el vacile del ‘yo con yo’…
Es claro que la imagen se despliega por sí sola dentro del sonido. En consecuencia, la masturbación tiene su ‘gramática muda’. No obstante, dentro de sus secretos, en las profundidades de lo íntimo, factores públicos comienzan a ejercer una avasallante influencia… La fraseología erótica y sexual de los medios, la jerga amorosa del cine y la televisión, la declamación torrencial de la publicidad y el mercado de masas, estilizan y unifican nocivamente el ritmo, la velocidad, y los componentes discursivos de miles y miles de parejas.
En la sociedad actual, invadida de corrosiva pornografía y por cotidianos sucesos que involucran a íconos mundiales del cine, la televisión y la música, protagonistas lamentables e indignantes ejemplos de comportamientos inmorales e inadecuados, la mayoría de jóvenes “programa” sus relaciones sexuales, consciente o inconscientemente, conforme a líneas semióticas prefabricadas.
Lo que debería ser el encuentro humano más espontáneo y anárquico, más individualmente exploratorio e inventivo, es en cambio, vergonzosamente ceñido a un edulcorado guión, en proporción mucho más amplia de lo que se piensa. ¡Coño! Esta catajarria de sinvergüenzas de hoy, no son originales ni para echar un polvo…
Además, los improvisados ‘pajizos’ de la denominada ‘sociedad global’, están perratendo el bíblico y funcional diseño de ‘la paja’, sin duda, la más oportuna y económica alternativa para el desfogue sexual de hombres y mujeres. Es inaplazable emprender una gigante campaña, destinada a que la práctica milenaria de la humilde e irremplazable ‘paja’, consagrada como ‘Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad’, desde los tiempos gloriosos del ‘Arca de Noé’, recupere su condición de ritual majestuoso y salvador.
Lo que falta es una fenomenología metódica, histórica y sicológicamente responsable del apasionante juego entre la sexualidad y las palabras, entre la libido y la enunciación. ¿Es o nó pura Comunicación Interpersonal? Es decir, ¿Comunicación Social?...
El tema da para mucho. Sería bueno intentar establecer, por ejemplo, si las Comunicadoras Socales, en materia de amor y sexo, tienen alguna considerable ventaja ante quienes no ejercen tal profesión… Podría ser un valioso ‘handicap’…
De igual forma, resultaría conveniente determinar un diagnóstico claro sobre el amor y el sexo, efectuado en parejas de distintas lenguas. No olvidemos que algunos términos coloquiales, inventados por verdaderos y audaces ‘piratas del amor’ y reconocidos ‘cabrones legendarios’ en uso de buen retiro, soltados en el tiempo ideal, entregan a la relación íntima un ímpetu indescriptible, que vigoriza y refresca el apasionado momento.
En medio de los diferentes tópicos y aristas desarrollados en el tema planteado, -.la urgencia de establecer oficialmente una gramática independiente para la práctica sexual-.resulta evidente, taxativo y categórico, que el amor pocas veces se hace en silencio… ni siquiera cuando se practica en esperanto…
Por último, y solo para complacer una curiosidad… ¿Alguien sabe qué brillante filólogo o respetable académico tuvo la ‘genial idea’ de acuñar la expresión ‘hacer el amor’, en un intento desesperado por sacar del camino a vehementes y exitosas sugerencias como ‘tener sexo’ o ‘echar un polvo’? ¿De dónde proviene este vil y cobarde atentado contra el cálido lenguaje del pueblo?.... ¡Coño!... ¡Qué inconsecuencia!...
Es otra muestra estéril de la academicista tendencia actual, que busca reemplazos para vocablos y expresiones clavados en el sentir popular, y que por cierto, explican de forma ingenua y transparente, la visión primaria de humildes sectores sobre distintos aspectos económicos y políticos de las cínicas sociedades de hoy.
Entre otras cosas, engominados señores y emperifolladas damas de pudorosos léxicos… ¿A qué idiota se le ocurriría pensar en el amor mientras ‘echa un polvo’?...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno.

Anónimo dijo...

Oscarito, genial.Eres un comunica-
dor nato.Aun te sigo y tu chispa no deja de divertirme.Columnas como
los devaneos zoofilicos de algunos
conocidos o las virtudes artificia-
les de Freud son inolvidables;pero
tu capacidad para encontrar talen-
to en el comun de las personas es
asombroso.Me comentaste en una pa-
rranda sobre la gran vena publici-
taria del hombre que administra la zapateria LA YUCA.Tambien me hicis-
te mencion de la fuerza con que se
iniciaba el vallenato gay.Evidente-
mente haciendo uso de toda tu reto-rica.Oscarito te vi complotar innu-
merables veces para hacer mas ex-
tensa tu inmersion en la bohemia.
Claro esta que siempre comunicando.
Continua,es lo tuyo como dice tu
cancion.Abrazos.