domingo, 27 de abril de 2008

“Más claro no canta un gallo”…



Algunos de mis amigos ‘mamasantas’, y por supuesto, muchas de mis amigas ‘mamasantos’, me preguntan con inusitada frecuencia, -tal vez por viejo y por lisiado-, si es posible estar enamorado de dos personas a la vez… Bien conocen la respuesta, pero necesitan de una confirmación… De un aliciente… Les gusta la alcahuetería… ¡Claro que sí!… Si alguien cree que nó, que el amor verdadero es único, simplemente está jodido… bien jodido.

La vida termina enseñándonos a descubrir que esa vieja sentencia no es certera. Se puede amar a dos personas a la vez y sentir un amor distinto por cada una de ellas:

1.- El amor asentado en el tiempo, profundo y cómplice; hecho de momentos compartidos, de una vida transcurrida en compañía, llena de experiencias únicas e irrepetibles.

2.- El amor que irrumpe en nuestra vida de repente, sin quererlo ni esperarlo, que nos llena de ilusión y alegría y nos hace sentir enamorados como si fuera la primera vez. ¡Es una hermosa experiencia, que de alguna manera todos deberíamos vivir!

Si no me traiciona mi enamorada memoria, los siguientes versos fueron grabados por Ana Belén en recordada interpretación:

Entre dos amores voy a la deriva
uno me protege, el otro es mi guía
uno me da hogar, el otro vida
uno es amor, el otro me excita.
Entre dos amores voy como hoja al viento
uno es el que tengo, el otro es el que siento
uno es tan suave, el otro tan fiero
uno me da paz, el otro me da miedo.
Entre los dos voy enloqueciendo
un amor normal, un amor veneno
un amor tranquilo, un amor deseo
si con uno vivo, por el otro muero.
Entre dos amores no sé lo que quiero
un amor casero, un amor bohemio
el que tengo siempre o el aventurero
un amor sensato, un amor sediento.

Entre dos amores no sé lo que anhelo
amor de palomas o un amor de fuego
con el uno duermo, con el otro sueño
uno me adora, y el otro es mi dueño.

En menos de un segundo cambia como el viento
hoy me lleva al cielo, luego al infierno
y me hace bailar al son de sus deseos
por eso le odio, por eso le quiero.

Es posible que el tema para algunos no tenga significado, ¿pero quién al menos una vez en la vida no se ha sentido presionado entre dos amores? ¿Qué hombre no ha encontrado pretextos para soñar con dos hembras exuberantes y cautivadoras?

A Muñe, -‘camino que cruza mis montañas’- especial reconocimiento por su infinita y silenciosa comprensión. Más que saberlo, presiente que alguien, en puntillas, camina por mis sueños, sensual y altiva, empujando con paciencia y señorío mi silla de ruedas; enervando mis sentidos, adueñándose de mis madrugadas, martirizando mi subconsciente con el roce sutil de sus divinos e indocumentados pezones, y acelerando con salvaje lascivia, mi ya inevitable locura de amor.
Esto no significa una crisis de sanos sentimientos. Y menos que no seamos capaces de amar a una sola persona. Lo que realmente significa es que pueden albergarse sentimientos semejantes, alimentados y dirigidos hacia distintas personas. Sólo debemos saber cómo, cuándo y dónde es la oportunidad de demostrarlo. Siempre al final de la jornada… existirá un sólo amor, un sólo sentimiento… ¡Ese que nos acompañará mientras nos acompañe el sol!

sábado, 26 de abril de 2008

¿Al fin qué? ¿El ‘man’ era mala gente?

En Santa Marta, a pesar de todo, de “Barrio Samario”, de las “Águilas Negras”, de “Los Mellizos”, “Care’choque”, mi compadre Jorge Soto Daza y todo el vacile parafernálico que invade a diario a esta seductora parroquia, los acontecimientos delincuenciales forman parte de la ‘canasta familiar’ y se riegan como pólvora.

Cuando ello ocurre, todos fungimos como periodistas, porque aquí todos nos conocemos, y son muchos los lazos familiares y enredos de compadrazgo y amistad sólidamente establecidos. Aquí todo el mundo sabe todo. No deberían por tanto existir tan claras y lamentables contradicciones, entre notas periodísticas referidas al mismo suceso, en especial, de crónica roja, que tantas secuelas dejan cuando no reciben el tratamiento correcto.

La indebida situación ocurre con relativa frecuencia, pero ayer, el par de diarios locales, del que debemos sentirnos orgullosos, por el esfuerzo que representa, en una ciudad árida para la comercialización y displicente para el sostenimiento de empresas e industrias de cualquier tipo, nos ofreció el relato de un mismo hecho judicial, pero con versiones tan diferentes, que los lectores ‘quedamos azules’.

La única coincidencia radicó en el nombre y la edad de la víctima, Jairo Martínez Hernández, de 45 años. De ahí para adelante, los cronistas no parecen referirse al mismo hecho, tal es la diferencia de detalles, horas y circunstancias, con los que desordenadamente construyeron la noticia.

Es fácil advertir que las contradicciones comienzan con la identificación y naturaleza del árbol del que cayó ‘el loco Jairo’. Pero eso es lo de menos. Obsérvese que en HOY DIARIO, el suceso se presenta inicialmente en horas de la noche del jueves, según la ‘bajada’, y dos párrafos más adelante, los mismos lamentables episodios ocurren en horas de la mañana. Finalmente, Jairo Martínez, muere en la noche, en la Clínica Mar Caribe.

En la información que entrega EL INFORMADOR, el occiso cayó de un palo de coco. Esa diferencia no tiene peso en el contexto global de la información. Es un simple detalle accesorio. Pero sí resulta lamentable, que los correspondientes cuerpos de la información, estén plagados de abiertas contradicciones relativas a aspectos que podrían resultar trascendentales, en el curso de eventuales indagaciones.

Ante la justicia y la sociedad, no es lo mismo hacer alusión a un reconocido ‘voyeur’ de determinado sector, con claros antecedentes en tal sentido, según la afirmación de algunos vecinos, como lo consigna HOY DIARIO, que presentar el caso de un simple ‘cogedor de coco’, contratado para realizar dicha labor en un prestigioso plantel educativo de la ciudad, en especial, cuando en Colombia se debate en todos los niveles, la creación y endurecimiento de penas y sanciones para delitos de corte sexual.


EL INFORMADOR habla además de que el interfecto contaba con amplio reconocimiento como persona de bien, mientras HOY DIARIO presenta una desafortunada semblanza del occiso, basado en declaraciones de vecinos y moradores del sector, en apariencia, fastidiados por la inmoral actividad cotidiana de Jairo Martínez. Confieso que en mi caso hubiere titulado: “Cogedor de punta muere en su ley”… si del caso hubiere sido.

¿Era un voyeur? ¿O un esforzado trabajador de oficios varios? ¿El hecho sucedió en la mañana o en la tarde? ¿En Pescaíto o en el Colegio Diocesano? ¿Se desprendió de una altura de 20 metros o de sólo 7 metros? ¿Cayó por qué resbaló o cayó perseguido por un furioso enjambre de abejas? ¿Gozaba o nó del aprecio y la consideración de vecinos y conocidos?

El tema de las inexactitudes e imprecisiones en la información de ‘baranda judicial’, ha sido tratado en varias ocasiones en este humilde blog, que propende por el libre ejercicio de un periodismo ceñido a la realidad de los hechos y a la realidad circundante, sin ocasionar lesiones a la honorabilidad de nadie.

Si ‘el loco Jairo’ era o nó voyeur consuetudinario, es asunto que no nos corresponde dilucidar. Tan sólo podemos hacer un elemental llamado a quienes redactan este tipo de informaciones, para que lo hagan ceñidos a la verdad verdad y a la verdad sumarial, de forma que nosotros, los desprevenidos lectores, podamos crear juicios correctos, sin caer en conceptos precipitados, o con los que podamos hacer daño a la honra de personas que por una u otra razón aparecen involucradas en este tipo de noticias.

Los reclamos airados de familiares y amigos, que se presentan a diario en las direcciones de medios, deberían ser hechos a la Policía Nacional y en su pomposamente llamada Oficina de Prensa, entidad encargada, la mayoría de veces, de suministrar los datos que sirven para la confección de notas judiciales, en periódicos, emisoras de radio, televisión e internet. Tales entidades, generalmente orientadas por personas no capacitadas para esas funciones, día a día, pisotean derechos fundamentales y garantistas de la legislación colombiana.

Y si el cura se emborracha… ¿Qué se puede esperar de los monaguillos?...

La importancia del ‘lead’


Semillero de periodistas ‘Álvaro Cepeda Samudio’

Mucho se ha escrito sobre las entradas o encabezamientos- suele usarse la expresión inglesa ‘lead’-, pero sin duda la redacción del primer párrafo de la noticia, continúa siendo lo más exigente y aunque no parezca, lo más difícil de la tarea periodística.

El encabezamiento o entrada “debe agarrar al lector por las solapas y meterlo, quiéralo o no, en la lectura”. Debe decir algo, ipso facto, al lector. Y decirlo con honestidad, ingenio y con vigor. No es tan fácil como parece…

La entrada debe ser clara, atractiva, y sencilla de modo que cualquier lector pueda comprenderla. Debe contener una promesa respecto de lo que sigue, promesa que desde luego, hay que cumplir.

Las funciones que cumple el encabezamiento, lead o entrada, entre otras, son las siguientes: Sintetiza la información, pone énfasis en lo característico del asunto; identifica hechos y personas, y sobre todo, incita a la lectura. En ocasiones, no es posible cumplir con todas. En tales casos se atiende las que sean posibles.

La entrada, cuya brevedad se aconseja, puede clasificarse según diversas referencias: Formas gramaticales, estructuras y efectos. Las clasificaciones permiten ordenar el pensamiento respecto de la responsabilidad y unidad de trabajo que supone la redacción y reiterada corrección de la entrada. En el momento de prepararla, lo que determina su calidad es la preocupación por decir lo más importante de la manera más atrayente y con el menor número posible de palabras.

Si en alguna parte puede el periodista reflejar su ingenio y habilidad es en la entrada, recurriendo a todos los resortes expresivos: el interés humano, el suspenso, la paradoja, lo inesperado… con el objetivo de dar brillo y vigor a estas primeras líneas del escrito que suelen ser decisivas.

lunes, 21 de abril de 2008

Care’mondá: Una infortunada expresión de vertiginoso acuñamiento



Como se sabe, la expresión ‘mondá’, referente al órgano genital masculino, fue inventada por los mecánicos de ‘El Boliche’, imitando la sonoridad de la expresión ‘¡Dios mío!’, salida de los lujuriosos labios de las putas francesas del barrio Chino, en Barranquilla, apenas sus tremulantes orgasmos ‘asomaban la cara’. En mi pueblo dirían, “cuando les estaban llegando los monitos”. El resto es historia. Y algún día, habrá de ser aceptada por la Real Academia, ante la fuerza y costumbre de su empleo. Pero eso una cosa…

Otra cosa es la fea costumbre esparcida hoy por todos los niveles,- académicos, políticos, sociales, estudiantiles, familiares, periodísticos, deportivos, comunitarios, y hasta religiosos- donde la grotesca expresión ‘care’mondá’ hace una carrera veloz e impresionante, y sin ser suficientemente advertida, sigue permeándo círculos sociales insospechados.

Sin dármelas de puritano, incluso, muchas veces acusado del uso reiterativo de expresiones desobligantes, sindicaciones que he intentado responder atribuyendo relativa importancia al empleo catártico de algunas groserías en la comunicación, en este caso, estimo que, por lo menos, periodistas y estudiantes de comunicación, no deberían sumarse al uso irresponsable del ya popular vocablo. Pero aprovechemos para el establecimiento de algunas reflexiones.

¿Qué diferencia hay entre lo vulgar y lo obsceno? Lo vulgar está referido al común de la gente popular, según la Academia. Verbigracia, la expresión ‘me importa un carajo’, es vulgar más no es obscena.

Obsceno es lo impúdico, torpe, ofensivo al pudor, según la misma entidad. Por tanto, hay palabras que pueden ofender el pudor de algunas personas, pero no el de otras, por su carácter subjetivo.

Es necesario dilucidar también, dónde reside lo obsceno de una palabra: ¿En la idea contenida en ella o en la palabra misma? ¿En su sonido o en su estructura morfológica? La pregunta es pertinente porque no resulta muy claro, que términos como ‘prostituta’, ‘ramera’, ‘meretriz’ y decenas más equivalentes, no sean obscenas, mientras se descalifica el sonoro vocablo ‘puta’. En fin… son cosas de la Academia y de la gente fina…

Pero a este humilde escribidor de notas, sí le parece que con el cuento de ‘care’monda’, 'care’verga’, ‘care’copa’, o cualquiera otra de similar contenido semántico, - al fin y al cabo, son la misma mondá- se han pasado de vitola. Hay términos como ‘guasamayeta’, ‘chambelona’ y ‘cabeza de cebolla’, usados con el mismo significado, que todavía no adquieren el prestigio de las mencionadas… pero ahí van…

Sobre temas como éste, vale recordar que el uso indiscriminado y abusivo de tales palabras, conduce a la pérdida de su potencia expresiva. Por eso se vuelven familiares y admitidas por Raymundo y todo el mundo. Pero en mi sentir, es una lamentable costumbre, que cada día toma más fuerza sin ton ni son…

Lo realmente chocante es que resulta frecuente escuchar la grotesca expresión de labios de jovenzuelas uniformadas, que van o vienen del colegio, o a imberbes jovencitos que llegan a la tienda, gritando al dependiente: “Oye care’mondá, dame un cigarrillo y un fosforito”. Y el cachaco, de cara colorada, le arroja el pedido sobre el mostrador con estudiada indiferencia, al tiempo que le espeta: “Ahí tienes care’verga”…

Me avergüenza un tanto, pero… ¿Usted quiere asistir a un festival de mondás? Asómese a un diálogo entre periodistas, por internet… pero tenga cuidado, porque del monitor podría saltar una las tantas mondás que circulan en tan edificantes conversaciones…y hasta daño podría causarle… depende de dónde le caiga…

jueves, 17 de abril de 2008

Nuestra Lengua: En Peligro de muerte



Semillero de periodistas ‘Álvaro Cepeda Samudio’

A Diana Marcela

La Internet y las Superautopistas Informativas cumplen hoy la triple misión históricamente asignada a los medios de comunicación: educar, informar y entretener

En la era del Ciberespacio el lenguaje tomó una nueva valoración y por ello es necesario defender su uso y su calidad. La lengua es fundamental en el sistema habitual de comunicación. El filósofo británico Ludwing Wittgenstein, sostiene: “Los límites de mi lenguaje constituyen los límites de mi mundo”. Sin duda, en el ciberespacio, se libra ya un intenso conflicto lingüístico.

Por ello, no es exagerado afirmar que nuestra lengua está en inminente peligro, y para dirigir la lucha organizada contra este gran riesgo, las Academias de la Lengua son los órganos adecuados.

Los pueblos de habla castellana debemos solicitar a los gobiernos que doten a las Academias de los medios necesarios para adelantar una eficaz defensa del idioma, fundamento de la unidad nacional.

Las Academias son laboratorios de creatividad y motores de acción donde se dan cita el patriotismo, la inteligencia y el servicio a la comunidad, consideradas organismos consultivos del gobierno.

Resultaría oportuno hacer valedera la sentencia del padre Félix Restrepo: “Mientras hablemos una misma lengua, la naturaleza misma nos tendrá unidos. Nada hay que una tan fuertemente nuestros pueblos como el tesoro de una lengua común”.

Es deber de todos los ciudadanos, periodista y estudiantes de comunicación social, defender el idioma patrio y contribuir a la conservación, enriquecimiento y difusión de la sonora y majestuosa lengua de Castilla.

Resulta imperativo caer en cuenta de que la conservación de nuestra herencia común, el habla castellana, es tan urgente como la defensa de los recursos naturales, de los suelos, de las fuentes de agua… y sin duda, como la defensa vehemente que hacemos de la mujer que amamos.

miércoles, 9 de abril de 2008

En Santa Marta todo es mentira… mientras no se demuestre lo contrario



Lamentable pero cierto. Hemos hecho de la mentira una profesión. Es frecuente que al conversar con alguien, especialmente si es político, estemos pensando que aquel interlocutor nos miente.

Lo anterior me conduce a establecer la presunción de que en Santa Marta todo lo que se dice es mentira hasta cuando no se demuestre lo contrario. Somos una abominable sociedad de mentirosos. Y para colmo, permanecemos con los brazos abiertos, dispuestos al arribo impúdico de romerías de embusteros y falsarios de todos los niveles, venidos de todos los puntos cardinales, que encuentran en la ciudad, el terreno abonado para sus fechorías y trapisondas.

Podríamos intentar una ligera clasificación de las mentiras en nuestro medio, no obstante su mutabilidad y velocidad para el cambio: Simples, Injuriosas y Calumniosas.

La ‘simple’, a pesar de los problemas que origina, no contiene elementos gravemente perturbadores. Podríamos asimilarla al concepto de ‘embuste’ y ‘engaño’, caracterizados por el incumplimiento de lo prometido y por hacer lo contrario de lo convenido.

Las ‘injuriosas’ y ‘calumniosas’, a las que tan aficionados son los samarios, son mentiras moralmente devastadoras, que originan daños inimaginables. Por los cuatro rincones de la ciudad, abundan conversaciones en las que ‘no queda títere con cabeza’: “Odín Vitola se voló anoche de Flamingos”; “Fulano es testaferro de Zutano”, “el doctor Mengano tiene orden de aseguramiento”, pero nadie proporciona prueba alguna o indicio de su aserto.

Es imperativo concluir que en Santa Marta las personas honradas somos aquellas que aún no hemos tenido la oportunidad de robar. Si nadie confía en nadie, tal situación afecta negativamente nuestra convivencia y obstaculiza de manera grave la comunicación que debe existir entre nosotros, en aras de que la ciudad salga adelante.

Los asesores de Hitler pusieron de moda el principio de que ‘una mentira repetida mil veces se convierte en irrefutable verdad’. En la hidalga ciudad de Bastidas basta decirla una vez, para que se riegue como pólvora, por cuenta de los chismosos contertulios del Parque de Bolívar, o por malintencionados periodistas, siempre muy lejos de la actividad investigativa.

No hay mentiritas ni mentirotas. En realidad, la mentira no tiene tamaño, no es medible, a pesar de que puede generar secuelas graves o leves. Las mujeres mienten descaradamente a los maridos, porque aprendieron de ellos. Los profesores mienten, y claro, mienten los alumnos. Mienten los dirigentes sindicales, y mienten escandalosamente los líderes comunitarios.

Los políticos y los responsables de la administración pública mienten vergonzosamente a sus dirigidos. Mienten los curas, los pastores y predicadores de todas las layas, ávidos de diezmos y prebendas, que cada día falsean y engañan a sus feligreses. Mienten las balanzas arregladas de los expendedores del mercado y los medidores de las estaciones de gasolina. Mienten los funcionarios encargados de la fe pública. Mienten los médicos deshumanizados, deshonestos y ladinos.

Mienten las mujeres que simulan epilépticos orgasmos. Mienten los poetas de hoy que comparan a la luna con un inmenso huevo frito. En Santa Marta… todo el mundo miente…Y si el cura se emborracha… ¿qué podemos esperar de los monaguillos? ¿Hasta cuándo la mentira será la reina de la ciudad?

Es necesario mantenernos alertas para distinguir las verdades y las mentiras de cada quien. Es una responsabilidad a la que no debemos renunciar. Al fin y al cabo, nunca podrán engañar a tánta gente durante tanto tiempo. Por ahora, hay mentirosos por todas partes, como ratas y cucarachas.






martes, 1 de abril de 2008

En defensa del clítoris


Luego de la muerte de una jovencita de 14 años, en un centro hospitalario del sur de Egipto, tras haberle sido practicada la llamada 'ablación del clítoris', o extirpación radical del pequeño y grandioso botoncito del placer, -para hablar entre nosotros- las autoridades de ese país han prohibido definitiva y terminantemente esta vieja y aberrante práctica.

Esta barbaridad histórica, -la ablación- eufemísticamente llamada también ‘circuncisión femenina’, es practicada aún en casi todo el mundo árabe, sin distingo entre musulmanes y cristianos. Frente a los múltiples e irresistibles reclamos políticos y de la sociedad civil, provenientes de todas partes del mundo, las autoridades religiosas egipcias han pasado de exigir la ablación como una obligación ineludible, a considerarla un pecado mortal.
Sin embargo, como si se tratase de una ‘gran cosa’, los egipcios se jactan de poseer las mejores técnicas quirúrgicas, practicadas en quirófanos en solo diez minutos, por el módico precio de siete euros. Con batas blancas y aparentes medidas higiénicas, los facultativos de la nación de la esfinge habían logrado rodear a esta horrenda mutilación, de un cierto halo de legitimidad científica.

Cabe anotar, que la ablación se practica también en los países de Occidente, donde habitan colonias de origen oriental. El caso es frecuentemente tocado en los muchos programas referidos a la actividad hospitalaria, que nos presenta la televisión estadounidense. Es fácil presumir que seguirá practicándose en la clandestinidad, por miles y miles de fanáticos, atragantados con El Corán, y realizada por inmundos matarifes armados de cuchillas de afeitar, sometiendo a púberes y adolescente a los riesgos inmediatos que esto implica, sin hablar de lo que significa para la sexualidad de la mujer en su edad adulta.
Siempre he creído que la ablación es un atentado terrorista contra ese fantástico y complejo tramado de terminaciones nerviosas, que por algo y para algo está ubicado en tan estrategico lugar. ¿A qué imbécil se le ocurre atentar contra ese delicioso altarcito de placer y de goce? Nada garantiza que en un pueblo tan diverso, y en algunos aspectos tan primitivo, no siga prevaleciendo esta tradición que espanta y horroriza a las conciencias civilizadas.

Pero sin duda es un gran paso dado por los musulmanes, que ya comienzan a condenar la amputación del clítoris. Se trata de un órgano sagrado que sólo pueblos muy ignorantes, repletos de confusos conceptos religiosos, pueden considerar pecaminoso. Esos pendejos, -definitivamente- no saben de lo que se están perdiendo….por ‘huevones’.
Por cierto: Al clítoris, la imaginación popular le llama ‘pirigallo’. Tendría que ser ‘perigallo’, nombre de la orgullosa cresta que luce el pavo. ¿Se parece o no se parece?... En algunos casos, creo que sí… y bastante… ¡Coño! ¡Que viva el clítoris!...