domingo, 23 de marzo de 2008

El encanto insospechado de las reglas ortográficas

Semillero de periodistas ‘Álvaro Cepeda Samudio’


Después de las mujeres, la ortografía es lo más fascinante y misterioso que conozco. Escribir de manera correcta es desafiar a un complicado sistema de reglas e intrincados parámetros; a todo un conjunto engorroso de normas y disposiciones, que a muchos ha hecho desistir de la frenética intención de transitar por los senderos de la literatura y el periodismo.

Lo cierto es que no ceñirnos a la complicada normatividad ortográfica puede ocasionarnos muchos sinsabores, incluso convertirnos en presa fácil del sarcasmo y el escarnio público. Primero, los maestros y profesores; luego, nuestros sabihondos condiscípulos. Después, los padres y los hermanos. Finalmente, compañeros de oficina… y quienes decidieron ser periodistas, tendrán que aceptar la ‘murga’ de los jefes de redacción: ‘Oye… no es bida… es vida’

Es más: Hoy constituyen motivo de investigación las horrendas secuelas y los efectos discriminatorios y sicológicos derivados del desconocimiento de la Ortografía, o de su mal uso… que es la misma vaina.

Si pudiésemos escribir como nos diere la gana, las aberraciones ortográficas conformarían sobre el papel una especie de liberación, una manera efectiva de reencontrarnos con el pasado, donde la escritura era un signo sobre la piedra; donde las palabras eran sólo pictogramas. Es decir, la palabra no era más que un relato gráfico de la vida cotidiana, de los mitos y de las creencias espirituales.

Trazar signos abstractos bajo el dictado de los sentidos, del cuerpo y la pasión, sin la presión de leyes gramaticales, permite a quien escribe con errores, escapar de la neurosis obsesiva en la que se convierten las faltas ortográficas.

Llenar solicitudes de empleos, escribir informes, redactar una carta, hacer una petición o escribir un correo electrónico, es para muchos una enorme mortificación. Los invaden las dudas y las preocupaciones por la posible incorrección de los textos.

Escribir según las reglas ortográficas posee un insospechado encanto. Si queremos hacerlo con alto grado de eficiencia, debemos recurrir a la lectura y desarrollar el ingenio para no cometer faltas protuberantes. Las palabras tienen su magia particular. Sus significados y su académica ortografía, deben ser nuestra permanente preocupación.

No hay comentarios: