sábado, 29 de marzo de 2008

No importa el talento… lo que importa es la pinta


“Lo que si te pido hijita, es que te consigas un hombre bien parecido… que sea buen mozo… dame ese gusto hija mía… tú sabes cómo son mis comadres”. Pedidos de tal naturaleza se escuchan de labios de madres colombianas, cada día, por todos los rincones del país… No puedo asegurar si por otras latitudes ocurra lo mismo, aunque la cultura latina me hace presumirlo.

En una sociedad como la nuestra, injusta y desarticulada, se tiene la estúpida tendencia a minimizar las conductas erróneas de quienes son bien parecidos. Se cree que por su condición, la buena estrella debe acompañarles. Tal vez: Generalmente la policía no sospecha de los bien parecidos. En Colombia, a las personas les buscamos perecidos con los oficios o con las profesiones. Es común escuchar: ‘José Gregorio tiene cara de cabrón’… ‘Eduardo tiene pinta de estafador’. ‘Ese ‘man’ es marica, donde quiera que vaya’…y así…

La hija que no complace a su madre, llevándole un novio bien parecido, condena a su pobre vieja a escuchar de ahí en adelante, una frase mortificante y perniciosa: ‘Tranquila comadre… el muchacho es malucongo, pero quien quita que salga buena gente’, y por culpa del yerno feo, la vida se le convierte en un cipote martirio.

Quienes representan el Anti-Arquetipo, para lograr triunfar, tienen que ser seres excepcionales, con talento desbordante. Todavía hay quienes no entienden cómo es posible que Gabriel García Márquez escriba con la magia que le caracteriza, si ni siquiera es un hombre bien parecido.

El Anti-Arquetipo más famoso en la historia de América es Simón Bolívar. Los esfuerzos que todos los gobiernos han hecho para mejorar su aspecto físico, son evidentes en las estatuas encargadas en Francia, hechas a partir de modelos franceses, o en los retratos idealizados de la ‘Escuela Quiteña’.

El atractivo físico es un producto de la internacionalización de pautas culturales de belleza, que pueden variar según la cultura. Sin embargo, siempre han existido unas características generales que relacionan los atributos físicos con la capacidad reproductiva del sexo opuesto, por citar un ejemplo.

Así las mujeres son consideradas más atractivas cuando tienen atributos relacionados con la fertilidad y la juventud, y los hombre, características de dominancia, fuerza, y alto status social.

De igual forma, las personas atractivas son consideradas más persuasivas, con más factibilidad de ser elegidas como parejas, con más habilidades sociales, más exitosas, son percibidas como competentes, producen mejores impresiones y se les cree menos propensas a desarrollar enfermedades. Y entonces, ¿que pasa con nosotros los malucos?… ¿Tendremos alguna oportunidad?… ¿Qué dirá mi compadre ‘Cara’echoque’…?

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