Semillero de periodistas “Álvaro Cepeda Samudio”
A Diana, “La cazadora”…
Si lo pensamos bien, en la práctica, la televisión actúa como el verdadero Ministerio de Educación en nuestro país. Si creemos que la educación es algo más que la acumulación de conocimientos y habilidades, lo expresado es totalmente cierto. La televisión, incluso más que la familia, es hoy el principal promotor de actitudes, valores y antivalores en la sociedad moderna.
Basta dar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta de que cada día es evidente el incremento de la vulgaridad, la codicia y la inmoralidad…Y no solamente en la clase política. Las programadoras utilizan estos criterios, como carta de presentación y argumento básico para capturar público, y por ende, captar anunciantes.
No hay discusión: La telenovela es el éxito comercial más importante de la TV en las últimas décadas en América Latina. Para colmo, está inspirada en la cultura cristiana, donde, como todos saben, para ser felices es necesario cruzar un valle de lágrimas… ¿Cierto Tatiana?...
Hay para todos los gustos: novelas para niños, jóvenes y ancianos. Novelas históricas; para fetichistas y discretas prostitutas; para voyeristas, metrosexuales y homosexuales… en fin, para todos. Admitamos que en países como Brasil, Colombia, Venezuela, Chile, Perú, Ecuador, Argentina y México, además de fuente de entretenimiento, en los últimos años, la telenovela también ha modificado numerosos referentes sociales. De allí que muchas, en su momento, se sintieron Betty “La fea”, o “Gaviota”, o “Mi gorda bella”… por supuesto, estaban en su derecho…. Problema de ellas…
Lo cuestionable de las telenovelas no sólo radica en los estereotipos comerciales; en la apología a la belleza o a la fealdad; en la seudo moralidad y el ridículo sentimentalismo que prevalece en tan reiteradas historias, sino también en las ‘realidades ficticias’ que construyen referentes efectivos para seducir al espectador mediante contenidos triviales.
En la actualidad, se transmite por la televisión colombiana un gran número de ‘culebrones’, que refleja la poca exigencia del púbico y un claro atraso de creatividad, en una industria que en las tres últimas décadas ha ocupado parte de la vida de los espectadores con narraciones sentimentales, desbordadas de cursilerías.
Como resultado de tan discutible éxito, han aparecido programas parasitarios, que viven de lo que ocurre dentro y fuera de las telenovelas. Su principal ingrediente es el chisme desmedido, convirtiendo la pantalla en un péndulo entre el hedonismo y el sadomasoquismo. “La oreja”, “Ventaneando”, “El gordo y la flaca”, son algunos de los programas dedicados a tan repulsiva actividad en la televisión latina, así como “Sweett” y “El Lavadero” en la televisión nacional.
A Diana, “La cazadora”…
Si lo pensamos bien, en la práctica, la televisión actúa como el verdadero Ministerio de Educación en nuestro país. Si creemos que la educación es algo más que la acumulación de conocimientos y habilidades, lo expresado es totalmente cierto. La televisión, incluso más que la familia, es hoy el principal promotor de actitudes, valores y antivalores en la sociedad moderna.
Basta dar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta de que cada día es evidente el incremento de la vulgaridad, la codicia y la inmoralidad…Y no solamente en la clase política. Las programadoras utilizan estos criterios, como carta de presentación y argumento básico para capturar público, y por ende, captar anunciantes.
No hay discusión: La telenovela es el éxito comercial más importante de la TV en las últimas décadas en América Latina. Para colmo, está inspirada en la cultura cristiana, donde, como todos saben, para ser felices es necesario cruzar un valle de lágrimas… ¿Cierto Tatiana?...
Hay para todos los gustos: novelas para niños, jóvenes y ancianos. Novelas históricas; para fetichistas y discretas prostitutas; para voyeristas, metrosexuales y homosexuales… en fin, para todos. Admitamos que en países como Brasil, Colombia, Venezuela, Chile, Perú, Ecuador, Argentina y México, además de fuente de entretenimiento, en los últimos años, la telenovela también ha modificado numerosos referentes sociales. De allí que muchas, en su momento, se sintieron Betty “La fea”, o “Gaviota”, o “Mi gorda bella”… por supuesto, estaban en su derecho…. Problema de ellas…
Lo cuestionable de las telenovelas no sólo radica en los estereotipos comerciales; en la apología a la belleza o a la fealdad; en la seudo moralidad y el ridículo sentimentalismo que prevalece en tan reiteradas historias, sino también en las ‘realidades ficticias’ que construyen referentes efectivos para seducir al espectador mediante contenidos triviales.
En la actualidad, se transmite por la televisión colombiana un gran número de ‘culebrones’, que refleja la poca exigencia del púbico y un claro atraso de creatividad, en una industria que en las tres últimas décadas ha ocupado parte de la vida de los espectadores con narraciones sentimentales, desbordadas de cursilerías.
Como resultado de tan discutible éxito, han aparecido programas parasitarios, que viven de lo que ocurre dentro y fuera de las telenovelas. Su principal ingrediente es el chisme desmedido, convirtiendo la pantalla en un péndulo entre el hedonismo y el sadomasoquismo. “La oreja”, “Ventaneando”, “El gordo y la flaca”, son algunos de los programas dedicados a tan repulsiva actividad en la televisión latina, así como “Sweett” y “El Lavadero” en la televisión nacional.
“Sweett” es dirigido y presentado por un descarado marica llamado Carlos Giraldo, con el apoyo de otros maricas dedicados a la reportería de farándula. En cuanto a “El lavadero”, tiene la presentación de una cachaca vieja y resentida, apodada “La negra candela”, que acaba de perder una demanda interpuesta por la actriz Lully Bossa, hoy dedicada el cristianismo. En el juicio, la actriz fue representada por Jaime Lombana, por cierto, abogado particular del presidente Uribe. La tal “Negra candela”, había tenido la osadía de presentar en su programa, una cinta que mostraba las peripecias sexuales domésticas de Lully. Por cinco mil pesos, todavía lo pueden adquirir en San Andresito. (Publicidad gratuita)
En fin…Volvamos al tema central. Es lamentable que estas historias desarrollen reiterativamente, estructuras de transgresión de valores como la lealtad, la fidelidad y el respeto a la armonía familiar. Por estos días, ya son muchos los osos que hacen algunas programadoras, en esta borrachera de peligrosas novelitas, a la que asistimos casi que involuntariamente. ¿Para qué sirve la tal Comisión Nacional de Televisión? No es más que una cofradía de ‘viejos verdes’…
En síntesis, cualquier cosa puede pasar en la televisión nacional. Como van las cosas, tengo el oscuro presentimiento de que Jorge Barón, pronto aparecerá protagonizando su primera novela. Si eso es así… ¡yo si le zampo una patadita en los…!
En fin…Volvamos al tema central. Es lamentable que estas historias desarrollen reiterativamente, estructuras de transgresión de valores como la lealtad, la fidelidad y el respeto a la armonía familiar. Por estos días, ya son muchos los osos que hacen algunas programadoras, en esta borrachera de peligrosas novelitas, a la que asistimos casi que involuntariamente. ¿Para qué sirve la tal Comisión Nacional de Televisión? No es más que una cofradía de ‘viejos verdes’…
En síntesis, cualquier cosa puede pasar en la televisión nacional. Como van las cosas, tengo el oscuro presentimiento de que Jorge Barón, pronto aparecerá protagonizando su primera novela. Si eso es así… ¡yo si le zampo una patadita en los…!