sábado, 12 de enero de 2008

“El Savoy”: Inmortal y mágico lupanar

A Odín Vitola Lerma, periodista y bohemio de fina estirpe, y dueño sempiterno de las noches azules de Santa Marta.

Un par de lustros atrás, terminó la existencia del que fuese el más importante burdel de la comarca plateña: El Savoy… Pero su recuerdo permanece indeleble en el corazón y en la próstata de miles de plateños, que dentro de sus pintarrajeadas paredes, se asomaron por vez primera al llamativo mundo del licor y el sexo, de la cabronería y el bíblico encoñamiento.

Las mejores mujeres de la vida, -ridículo eufemismo- en diferentes épocas, provenientes de Cali, Pereira, Magangue, Caucasia o Ayapel, llegaban atraídas por la bien ganada fama del lugar, de singulares características. Aquellas mujeres eran sicólogas naturales, de aire maternal, consejeras expertas y si era del caso, insuperables instructoras en el milenario arte del ajetreo sexual.

Los nombres de algunas de ellas, quedaron grabados a sangre y polvo en la bragueta de plateños que aún añoran con nostalgia a “La copetrán”, “La chammé”, “La corozo”, “La siete polvos”, pintorescos apodos que guardaron identidades jamás averiguadas. ¡Cuántas historias se escondieron detrás de los hoy inolvidables remoquetes!

Es, sin duda, una mancebía inolvidable. Las piezas de las meretrices estaban distribuidas alrededor de la amplia pista de baile, con dos tarimas, para la presentación de las mejores agrupaciones de la época. De sus puertas colgaban placas identificatorias de las numerosas especialidades ofrecidas por la casa: Sexo anal, trompetería; orgasmos múltiples, sadomasoquismo; masturbaciones, circuncisiones para viejos capullos, polvos en hamaca, y todo un extenso catálogo de sugerencias y técnicas sexuales para la siempre numerosa clientela.

¡Pero así son las vainas!... El avance tecnológico, con sus líneas calientes, canales pornográficos; polvos por Internet, la comodidad de los moteles; el nuevo concepto de putería, las campañas contra el Sida, su ya inadecuada localización y las lenguas trasnochadoras de vecinas mamasantonas, terminaron dándole jaque mate al legendario lugar, sin duda, en Plato, más importante que la alcaldía y más necesario que la casa cural.

Quedan muchos recuerdos y anécdotas de sus corpulentos y conflictivos cantineros, Benedicto, Juan “Visita” y el “Avispón verde”, historias que algún día contaré. Otro personaje ‘savoyano’ es la “Saravia”, cocinera inigualable, de sazón erótica garantizada, célebre por su ‘bistec de pato robado’, cuyo ilegal suministro estaba a cargo de sus hijos Manolo y “Chaschás”, frecuentes protagonistas de trifulcas callejeras en el sector de “Culebra”, una especie de Magdalena Medio, en la triste época que aún recordamos.

Este burdel fue también sitio predilecto para despedidas de solteros, como la ofrecida al “Babillo” Romano, que salió de El Savoy a las seis de la mañana de un sábado, acompañado de una excéntrica comitiva de coyas lagrimeantes y amigos enmaizenados, hasta el atrio de la vieja iglesia plateña, a cumplir con el sagrado compromiso de su matrimonio, luego de dos noches de frenética lujuria y bacánicas orgías.

La progresiva desaparición de lugares como El Savoy, implica también la extinción de una especie que llegó a tener, -aunque parezca mentira- una significativa representación social: Los cabrones, una legión de hombres apacibles y vividores, que esperaban con asombrosa parsimonia hasta cuando su cortesana terminara de cumplir con los deberes putañeros.

En este tema, hay que hacerles un merecido reconocimiento a cabrones de alta alcurnia como Lenín Alfonso Amarís y el gran Zamarro, creadores de una escuela de alta cabronería, con distinguidos alumnos y seguidores como Martín Suárez Caballero y Ricardo Barrios Pérez, reputados como los últimos y más brillantes exponentes de la cabronería contemporánea en la región de Plato.

Plateño que se respete… pasó por El Savoy. Negarlo sería como negar la madre. En su interior se libraron epopéyicas reyertas motivadas por promesas de amor incumplidas por bandidas borrachas y angelicales. Muchas de ellas fueron protagonizadas por “Cachito”, “El Yuca” y “El Negro Chicharrón” calificados apenas como aspirantes a cabrones, que se cansaron de repartir trompadas y vulgaridades, al son de trágicas rancheras y alegres vallenatos.

¡Qué lástima! Se acabó El Savoy… y se fueron las míticas hembras de airecillo maternal, llevándose el misterio de sus vidas y el dulce sortilegio de sus encantos. Jamás olvidaré el excitante sonido de misteriosas campanas de pasión, que escapaban de El Savoy para meterse en mi alma nostálgica y provinciana.

¡Qué vaina!... Todavía sueño con aquella hembra de risa cantarina, agridulce como el corozo y espontánea como el agua que brota de la roca, que una tarde se marchó, dejándome huérfano del doble milagro de sus turgentes senos. ¡Bendita seas mi adorada aventurera, promesera de amor y fantasías, que en mil amaneceres aplacaste mis desbordadas ansias juveniles!...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA ÓSCAR, COMO TÚ, SOY UN PLATEÑO QUE TAMBIÉN EXILIÓ, ME UBICO EN LA MEDIA GUAJIRA, EN LA OTRORA VITRINA COMERCIAL, EPICENTRO DEL MÁS FECUNDO CONTRABANDO EN EL QUE SE CRISTALIZAN LOS SUEÑOS QUE LA MATRIA NO PUDO CONCEDER. ME GUSTARÍA ENTRAR EN CONTACTO CONTIGO, HE ESCUCHADO ALGUNAS DE TUS CANCIONES Y LAS DECENAS DE SALUDOS QUE DANIEL TE HACE.

INTERESANTE TU ARTÍCULO SOBRE EL "SAVOY", LUGAR AL QUE NUNCA CONOCÍ PERO QUE SIEMPRE REFERENCIABAN LOS MAYORES

Anónimo dijo...

oye viejo oscar en ese bar no anduvieron juancho justa , el monito ribon el boca de vieja ,mañe y tomas fiero,el gordo suarez,jairo muñoz,arturo jure, etc etc,siempre escucho historias de estos personajes